EL
MUÑEQUITO
Erase
una vez, un muñequito de trapo creado por un fabricante muy famoso.
Solía sacar sus muñecos a la venta, pero la empresa no quiso
sacarlo , y no lo sacaron.
El
muñequito de repente cobró vida, y lo escuchó todo.
El
era, como he dicho antes, un muñequito de trapo normal y corriente:
con ojos de botón, los brazos y las piernas cosidas, sin pelo, con
boca de lana, sin orejas ni nariz... Pero el tenía algo en especial
a parte de estar vivo, ¡es muy pequeño!
Tiene
el tamaño de una goma grande, de 3x5 cm, 5 cm de alto y 3 de ancho.
Ese
día el muñeco se fue de la fábrica, pues estaba harto de escuchar:
-¿Por
qué no lo sacamos a la venta? ¿Es que es feo?
-Porque
hemos hecho votaciones y, todos excepto tú hemos votado que no.
Además
quería tener hogar donde vivir y compañía.
Salió
a las afueras de la ciudad y encontró una casita en medio del campo.
Decidió
meterse a ver lo que había, y encontró primero un salón, luego una
cocina, subió a la planta de arriba y había una habitación rosa
estilo princesa de cuento.
Estaba
muy desordenada, con casitas de juguete tiradas por el suelo, los
cojines y almohadas también tirados por el suelo y muchas cosas más.
Entonces
el muñeco dijo:
-Argh
vaya cuarto ni si quiera se esfuerzan en ordenarlo...
Un
rato después escuchó unos pasos y se metió en una de las millones
de casitas que había. Al terminar los pasos una niña pequeña entró
en la habitación cantando:
-La
la la, la la la, voy a jugar con mis casitas...
Entonces
en muñeco dijo en voz baja:
-Oh
no... ¡Me va a descubrir!
Y
como dijo el muñeco, la niña abrió la casita donde estaba y
preguntó:
-Mamá
mamá, ¿me has comprado otro muñeco?
La
madre dijo:
-No
te he comprado ningún muñeco.
Y
la niña, sin darle importancia, dijo:
-Ah,
pues vale.
Subió
a su habitación, miró la misma casita y el muñeco no estaba. Se
había ido al cajón de la mesita de noche. La niña, llamada Ana,
dijo:
-¿Eh?
¿Y ahora a donde ha ido a parar el muñeco raro?
Buscó
justo en la mesita de noche y, esta vez si lo descubrió.
Sorprendida,
dijo:
-Haalaa...
¡Estás vivo!
El
muñequito dijo:
-Si...
Hola...
Y
la niña dijo:
-¡Puedes
hablar! Entonces, hola soy Ana y tengo 8 años. ¿Cómo te
llamas tú?
El
muñeco dijo:
-Yo
no tengo nombre y me han hecho hoy.
La
niña dijo:
-Mmm...
Pues te llamaré... Eh... Pues... No se como llamarte, pero mira, ahí
tengo casitas de tu tamaño, ¡podrías vivir conmigo!
El
muñeco aceptó. Pero se dio cuenta de que los muebles eran de
plástico y pensó: << Aquí me rompo el culo, eso seguro >>
Le dio igual que fueran de plástico o de lo que sea.
La
vida le fue muy bien ahí: para comer Ana le traía el platito de
plástico con unas cuantas migas de pan, o de bizcocho, y para beber
hacía lo mismo con el vaso y con agua, además le puso lana a los
muebles para que no estuvieran duros... Y muchas cosas más.
Un
día se enteró de que lo iban a sacar a la venta, y lo llevaron a la
fábrica. Ana se despidió de él, y le dijo:
-No
te preocupes, cuando me veas mueve el brazo, sabré que eres tú y te
compraremos.
El
muñeco dijo:
-Vale,
eso haré, ¡adiós!
Y
eso hicieron. Ana le guardó la casita al muñeco para cuando lo
comprase: la lana, la bañera con agua... Y más cosas le guardó.
FIN