PEQUEÑAS
FIERAS.
Hace
muchos años, en las Amazonas, nació una niña llamada Leo. Fué
cuidada por su madre Lidia. Con tan sólo un año, Leo perdió a su
madre cuando entraron unos hombres en su casa diciendo “Dame
todo tu dinero o morirás”.
Pero su madre no tenía dinero ya que vivían en el bosque y no tenía
que comprar nada, insistió en que lo único que les podía dar eran
algunos trastos viejos de poco valor, pero no le creyeron y la
mataron.
Leo
estaba hambrienta así que decidió comerse a su propia madre, era un
gran problema ya que sólo comía humanos, con cinco años ya había
aprendido a cazar. Cuando veía que venía algún turista o ciudadano
para explorar o cazar animales, se ponía a llorar, así éstos se
acercarían y ella les devoraría sin piedad ninguna.
Un
día conoció a Katie y Martha, dos gemelas siamesas de su misma edad
(5 años) y se hicieron mejores amigas. Las tres tenían el mismo
problema: devoraban a gente inocente y por eso las encerraron.
Estuvieron encerradas durante meses comiendo pollo crudo hasta que
pudieron escapar comiéndose de paso a los guardias.
Las
tres amigas eran casi invisibles, pues nadie les podía encontrar.
Buscaron por todos y cada uno de los rincones de Amazonas pero no las
encontraban. Mientras tanto, Leo y sus amigas se habían colado en un
barco con rumbo a Francia para alejarse del Amazonas donde se
encontraban los ciudadanos dispuestos a capturarlas y quemarlas en
una hoguera.
Durante
el viaje reconocieron a algún ciudadano que había escapado para
alejarse de las tres pequeñas. Tuvieron que comer a escondidas ya
que al estar en un barco lleno de gente, si les descubrían les
raptarían de nuevo y no querían pasar el resto de su vida
encerradas en jaulas como animales.
Por
fin llegaron a Francia donde tuvieron que vivir en las calles
pidiendo dinero. Una familia rica las vio y las acogió, éstas, una
vez en la casa se comieron a todos y se quedaron a vivir allí, era
una casa bien grande y cómoda. Un día vieron que colgaban carteles
con sus fotos diciendo que quien las encontrase las devolviera a
Amazonas y les pagarían mucho dinero por ellas.
La
gente las reconocieron de verlas en las calles y fueron de casa en
casa buscándolas. Cuando llegaron a la suya, al ver que nadie
contestaba derrumbaron la puerta y se las encontraron allí. Se
defendieron con fuego y armas, pero las tres mozas devoraban a más y
más gente.
Finalmente
las cogieron y las llevaron de vuelta a Amazonas donde hicieron un
ritual y fueron quemadas en una hoguera con tan sólo cinco años.
Estaban muertas, pero mucha gente decía haberlas visto jugueteando
felizmente en el bosque y eso trajo mucha intriga y miedo entre los
ciudadanos.
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