miércoles, 9 de enero de 2013

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE


Había una vez un niño llamado Peter que quería tener un perro, pero sus padres no le dejaban. Peter tenía 9 años, aunque ya sabía mucho sobre perros, porque había leído muchos libros y sus amigos tenían perros, por lo que alguna vez había jugado con ellos.

Esas Navidades él había pedido a Papa Noel un perro, pero, como las Navidades pasadas, sabía que no se lo iba a traer.
Un día, se fue a la plaza del barrio a pasear con sus amigos y se encontró con un perro, de raza labrador sucio y abandonado y muy pequeño. Todos los amigos dijeron que pasando pero Peter no, él quería aquel perro y lo cogió. Cuando llegó a casa, sus padres no lo admitieron pero, al final, les dio tanta pena que le dijeron a Peter que se lo podía quedar.
Este llamó al perro Biscuit.

Peter le dio a Biscuit todo el cariño que prometió: jugaban juntos en el parque, le daba toda la comida que quería e incluso alguna noche se lo llevó a su cuarto a escondidas para dormir juntos. Biscuit siempre esperaba Peter en la parada del autobús del colegio. En verano jugaban juntas en la arena y en el agua con los amigos de Peter. En poco tiempo, Biscuit, por su lealtad y fidelidad se convirtió en un miembro más de la familia.
Pasaron los años y Peter se fue a la universidad y se echó novia. Durante ese tiempo, entre los estudios y los amores, Biscuit pasó a un segundo plano.

Quiso la mala fortuna que Peter, en unas vacaciones de Navidad, cuando regresaba de la universidad a su casa, tuviera un accidente grave de coche. Peter fue hospitalizado durante más de dos meses, entre la vida y la muerte. Durante todo ese tiempo, Biscuit permaneció en la puerta del hospital, esperando en la puerta a su dueño y su mejor amigo se recuperara.

Al final, Peter no pudo recuperarse de su trágico accidente y falleció. Fue enterrado en el cementerio de su ciudad y desde entonces no ha pasado ni un solo día en el que Biscuit haya faltado a visitarlo para acompañar a su gran amigo junto a su tumba.

Un día, Biscuit, cuando ya era un perro viejo, desapareció. Después de mucho buscarlo lo encontraron muerto tumbado junto a la tumba de su mejor amigo Peter.

Esta historia que yo he narrado cambiando nombres y personajes,está cogida de una historia real muy parecida que pasó en Almería, con una persona mayor y un perro en el hospital de Torrecárdenas.
La moraleja de esta historia es que un perro es capaz de ser bastante más fiel, agradecido y demostrar en muchas ocasiones mejores sentimientos que las mismas personas humanas.
Por algo dicen: que el perro es el mejor amigo del hombre.

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