miércoles, 9 de enero de 2013

Juan y sus amigos perdidos


Juan y sus amigos perdidos


Juan es un chico normal y corriente, con sus tres amigos. Tienen una especie de grupo, pues siempre están juntos. El grupo lo componen: Carol, Noe (de Noelia), Jorge y Juan. Siempre juegan juntos y se cuentan un montón de secretos que sólo saben ellos. Tienen como “una regla de oro” que consiste en no contar NADA de los secretos que saben. Jorge es el más divertido de todos, Noe es muy parlanchina, Carol bastante tímida e inteligente y Juan un poco serio y callado, comparándolo con sus amigos.

Noe y Jorge siempre montan fiestas muy divertidas, pues son fiesteros y les encanta la juerga. Carol y Juan son un poco más “aburridos” porque no son demasiado fiesteros, son los típicos niños que están leyendo un libro de quinientas páginas con gafas en la biblioteca, aunque ninguno tenga gafas. Son vecinos, todos viven en un dúplex.

Un día, a Jorge se le ocurrió ir de acampada al “Bosque Calavera”, un bosque bastante famoso en Ciudad Real, donde vivían. Iban a ir en el coche de la madre de Jorge, con toooodo su equipaje. Pensaron en quedarse allí cuatro días, pero sólo tenían una tienda de campaña. Noe dijo:
  • Si compramos otra como esta, nos gastaremos el dinero del viaje, pero si cogemos la de mi padre que tiene tres partes distinguidas, dormiremos mucho mejor. Tiene como una habitación central y otras dos a los lados, perfecta para nosotros.
A lo que todos respondieron:
  • Vale, perfecto.

Se dispusieron a coger la tienda de campaña del padre de Noe, pero resulta que no la encontraban. Noe le preguntó a su padre:
  • Papá, ¿dónde está tu tienda de campaña? Es que hemos buscado por toda la casa y no la encontramos.
  • ¿Has mirado en el cobertizo? Creo que estaba allí, pero no me acuerdo muy bien. - Dijo el padre de Noe – Mirad a ver si está allí.
Los niños respondieron:
  • Vale.

Y efectivamente, la tienda de campaña estaba allí. Un rato después, prepararon toooodo su equipaje y salieron en el coche. Dos horas después, llegaron al “Bosque Calavera”. La primera noche la pasaron de manera normal, contando historias ante una fogata, jugando a las cartas al aire libre, haciendo senderismo...

Al día siguiente iban a andar por la “Colina Calavera” hasta llegar a una cafetería y comerían allí. Tenían todo planeado, bien pensado y se disponían a salir. Salieron, pero al llegar a un cruce de tres caminos, no supieron por dónde ir porque eso no aparecía en el mapa. Solo sabían que uno llevaba hasta la colina.

Decidieron ir por el del centro, que tenía a la izquierda un gran árbol (probablemente una Secuoya) que verían si se perdían. Anduvieron unos dos kilómetros, pero no encontraron nada, sólo una pequeña casa redonda bastante extraña de color naranja fluorescente. Esa casa destacaba bastante, y sería otra señal por si se perdían.

Siguieron andando por el camino (que por cierto, aún no se había acabado) y se encontraron otra de esas casitas, pero esta vez rosa. La ignoraron y siguieron caminando tranquilamente. De nuevo, se encontraron otra casita, pero ahora azul. Carol, que sospechaba de estas extrañas casitas, dijo:
  • ¿Nos os parece extraño que esas casitas aparezcan en medio del bosque donde no vive nadie, y cada una a la misma distancia que la anterior? A lo mejor es una señal para gente que se pierde, de que hay personas cerca para rescatarnos. Digo yo que por eso destacarán tanto, ¿no?
  • Puede ser. - Respondió Juan- Pero yo no lo sé.

Como dijo Carol, era una señal de rescate. A unos treinta metros de la casa azul, encontraron un refugio con vigías que los llevaron a la cafetería. Esta estaba detrás de varios árboles, y si echabas la vista hacia la derecha, se veía la “Colina Calavera”. Jorge dijo:
  • Con que el camino correcto era el de la derecha... Yo desde el principio pensé que era ese, pero...
Noe le dejó con la palabra en la boca y dijo ella:
  • Si seguro, como eres vidente... Todos sabemos que no tenías ni pajolera idea de cuál era el camino correcto, no disimulas nada bien.

Finalmente, volvieron a la tienda de campaña sanos y salvos. Todos entendieron por qué le llamaban “Bosque Calavera” a ese bosque, pero nunca supieron por qué la colina se llamaba “Colina Calavera”. Tendrían que haber pasado por ella para saberlo.
Fin

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